sábado, 25 de febrero de 2012

LuisVitale: LA CONQUISTA DE CHILE (o el verdadero origen de la riqueza Española)


El objetivo esencial de la conquista de Chile fue explotar los lavaderos de oro, cuya referencia habían recogido los españoles de boca de los incas.
El descubrimiento del Estrecho de Magallanes en 1520, repasado por segunda vez en 1526 por García Jofré de Loaissa, había comprobado la existencia de una extensa franja de tierra entre el Perú y los "confines del mundo habitado por gigantes".
Para poner término a las disputas entre Pizarro y Almagro por las riquezas del Cuzco, Carlos V, en 1534, dejó al primero el control de las tierras hasta el paralelo 14 y al segundo una zona que abarcaba de este límite hacia el sur, bajo el nombre de Nueva Toledo.
Diego de Almagro, experimentado militar, comerciante y minero, preparó un costoso ejército de 500 soldados y cerca de 2.000 indios yanaconas, invirtiendo el oro y la plata que le había correspondido en el reparto del tesoro de Atahualpa. Según el cronista Oviedo, el costo de la expedición sobrepasó el millón y medio de pesos castellanos.
Los incas alentaron la expedición de Almagro con el objeto de alejar de su suelo a un buen número de sus opresores españoles; proporcionaron guías, como el noble incaico Paullo Tupac, y datos precisos acerca del itinerario. En Tupiza, los indios entregaron a Diego de Almagro el oro que provenía de Chile en calidad de tributo al inca, cantidad que el cronista Mariño de Lovera estimó en unos 200.000 pesos. Este incentivo contribuyó a mitigar los sacrificios experimentados en la travesía del desierto de Atacama, penurias que los conquistadores descargaban sobre las espaldas de los yanaconas, como lo atestigua el religioso Cristóbal de Molina, en su relato sobre la primera expedición a Chile.
Después de ocho meses de travesía, Almagro llegó al valle de Copiapó, en marzo de 1536. Los indios de Huasco y Coquimbo se aprestaron a la defensa. Habían dado muerte a tres soldados que se habían adelantado al ejército de Almagro. Este se vengó haciendo quemar algunos indios y convirtiendo a otros en esclavos, reemplazantes de los yanaconas muertos o fugados. Los indios se vieron obligados a entregar "cuatro mil fanegas de maíz, mataron otros tantos guanacos con los cuales hicieron charqui y 15.000 perdices, de las cuales hicieron cecinas”. Este relato de Mariño de Lovera "nos demuestra que los primeros españoles que pisaron suelo chileno encontraron en Atacama y Coquimbo indios organizados que disfrutaban de bienestar, ya que fueron capaces de juntar en corto tiempo grandes cantidades de víveres".
El valle de Coquimbo era abundante en riquezas, pero tenía escasa mano de obra, ya que "los naturales de aquella comarca no eran tantos que pudiesen hacerla populosa”. Almagro continuó camino hacia el valle de Aconcagua, donde fue recibido por el curaca, representante de Inca, que no ofreció resistencia al invasor. Uno de lo lugartenientes de Almagro, Juan de Saavedra, descubrió un puerto que pasó a denominarse Valparaíso. Otro capitán, Gómez de Alvarado, alcanzó a llegar al río Ñuble donde por primera vez los españoles encontraron una resistencia enconada de los araucanos en la batalla de Rei-nohuelén.
Se ha insistido mucho acerca de la frustración que padecieron los españoles en su primera incursión a Chile. Esta falsa imagen de la pobreza y el escaso desarrollo de nuestra cultura indígena, está basada exclusivamente en el informe rendido por Almagro a Carlos V para justificar el fracaso de su expedición y su repentino viaje al Cuzco, luego de estar solamente cinco meses en Chile. Almagro regresó al Perú en agosto de 1536, no tanto por la pobreza relativa de Chile, sino para defender sus intereses materiales cuzqueños, y sobre todo para disputar a Pizarro el dominio de todas las riquezas del imperio incásico, que era la clave del control colonial. En el Perú no encontró riquezas, sino la muerte a manos de la familia Pizarro.
Si bien es cierto que la expedición de Almagro no encontró una cultura altamente desarrollada como la del Perú, tuvo ocasión de explorar una zona agrícola bien cultivada en el norte, un clima excepcional, puertos naturales, como Coquimbo y Valparaíso, cereales en abundancia, animales domesticados y, primordialmente, lavaderos y minas de oro "tan bien labradas como si los españoles entendieran en ello". Una carta del licenciado Gaspar de Espinoza al rey, en 1536, demuestra que las impresiones de Almagro cuando estaba en plena conquista, eran muy diferentes de las que vertió en su informe a Carlos V. Decía el licenciado: "por carta del adelantado don Diego de Almagro se ha sabido que está poblando 160 leguas delante del Cuzco, en una provincia y tierra muy rica... lo que dicen de esta tierra y de su gran riqueza parece más cosa de sueño que de verdad".
Pedro de Valdivia no se dejó impresionar por las apreciaciones personales de Almagro sobre la pobreza de Chile. Basado en los testimonios más objetivos de los primeros expedicionarios, se decidió a emprender la conquista, invirtiendo la fortuna de su encomienda del valle de la Canela y de su mina de plata de Porco, al sur del Perú, que en diez años le había producido unos 200.000 pesos castellanos. En Pedro de Valdivia se combinaban la sed de oro con la ambición, el poder y la gloria de conquistador.
Después de superar muchos inconvenientes e intrigas, logró reunir 110 españoles y más de 1.000 indios yanaconas. En San Pedro de Atacama y Copiapó se agregaron Francisco de Aguirre, Gonzalo de los Ríos y Juan Jufré con 35 soldados más.
Al llegar al valle de Coquimbo pudo apreciar la riqueza de esta zona, como asimismo la escasez de mano de obra para explotarla. En carta al rey Carlos V, fechada en La Serena el 4 de septiembre de 1545, manifestaba: "no hay desde Copiapó hasta el valle de Concagua, que es de diez leguas de aquí, tres mil indios". Al principio, los indios denominados "diaguitas" no presentaron batalla; se retiraron llevándose los alimentos y destruyendo todos los cultivos, mediante la aplicación de la táctica de campo arrasado. A medida que la expedición de Valdivia se iba internando en el valle de Aconcagua, el cacique Michimalongo y otros jefes de los indígenas de la zona central llamados "picunches" por los araucanos, tendieron diversas emboscadas a los conquistadores.
A fines de 1540, Valdivia llegaba al Mapocho. Admirado de la fertilidad del valle, de sus sesenta acequias muy bien disecadas para el riego y, fundamentalmente, de la abundante mano de obra, cuya cifra fluctuaba entre 50.000 y 70.000 indios. Valdivia funda Santiago el 12 de febrero de 1541. A un centenar de kilómetros se encontraban los lavaderos de oro de Marga-Marga. En pocos días Valdivia logró apoderarse del pucará o fortaleza que había construido el cacique Michimalongo. Este se vio obligado a proporcionar datos sobre la zona aurífera y suministrar 1.200 indios para la explotación de los lavaderos de oro. En su "Crónica del Reyno de Chile". Mariño de Lovera señalaba que el cacique tuvo que entregar “quinientas mujeres solteras y doncellas, todas de quince a veinte años, para que trabajaren en aquel oficio de labrar y sacar oro; esta costumbre de beneficiar oro las mujeres de esta edad quedó después por muchos años".
Es oportuno recordar que la expedición de Valdivia sólo contaba con dos mineros de profesión: Pedro de Herrera y Diego Delgado, lo cual confirma nuestra tesis de que los indios americanos cumplieron el papel tanto de peones como de técnicos, además de suministrar a los españoles los datos precisos sobre la ubicación de las minas. Allí cerca (en Quillota) -decía el jesuita Escobar- los españoles encontraron "muchas fundiciones y crisoles de barro". Entusiasmados por estos hallazgos sólo pensaban "si había de haber tantos costales y alforjas en el reino que pudiesen echar en ellos tanto oro". Los lavaderos de oro de Marga-Marga rindieron una cantidad imposible de precisar; algunos historiadores señalan unos 100.000 pesos en los primeros años; el cronista Rosales sostuvo que habían rendido 30.000 pesos anuales para el quinto real.

LA PRIMERA REBELION SOCIAL

El sistema de explotación practicado en estos lavaderos de oro, condujo a la primera rebelión social de los indígenas chilenos. Acaudillados por los caciques Michimalongo, Tangalongo y Chigaimanga, los indios explotados en Marga-Marga se rebelaron; dieron muerte a los guardias españoles, quemaron un barco y luego se lanzaron al asalto de Santiago. Se ha exagerado la cifra de indios atacantes con el propósito de exaltar el valor de los 50 españoles que, dirigidos por Inés de Suárez, defendieron el poblado de Santiago.
La rebelión de los indios del centro, subestimada por muchos historiadores, continuó durante varios años. Michimalongo trató, en repetidas ocasiones, de coordinar sus luchas con el cacique "picunche" Cachapoal y otros que incursionaban hasta el Maule. La resistencia no sólo consistía en hostilizar a los españoles, sino también en sabotear la producción, ocultar sus llamas, arrasar los campos, negarse a sembrar y cosechar. Los indios del Norte Chico tampoco dieron tregua a los españoles durante los primeros años. En 1541, los aborígenes de Copiapó dieron muerte a 15 españoles que, al mando de Diego de Valdivieso, venían a reforzar la expedición de Valdivia. Un barco proveniente del Perú fue saqueado por los naturales de Coquimbo. En 1548, los indios destruyeron La Serena, dando muerte a 46 españoles. La resistencia de los indios del Norte chico y del Centro sólo decayó con la captura de Michimalongo y Tangalongo, y con el exterminio brutal practicado por Francisco de Aguirre, en 1549. El cacique Michimalongo ha sido presentado como colaboracionista de los españoles; en realidad, su sometimiento fue aparente. Acompañó a Valdivia en la expedición al sur, pero con el objeto de coordinar un levantamiento de los araucanos con los indios del Centro. En esta sacrificada tarea en favor de su pueblo, fue sorprendido y muerto por Alderete.

EL ORIGEN DE LAS CIUDADES

Un problema aún no investigado con acuciosidad es el origen de las ciudades latinoamericanas. Algunos historiadores han sugerido ciertas rutas para la investigación del tema159. Pero, a nuestro juicio, se atienen demasiado a la letra de los documentos oficiales españoles y, en particular, a la reglamentación dictada por Carlos V en 1523 y ampliada por Felipe II el 13 de julio de 1573.
Las ciudades, al principio villorrios, fundadas por los españoles en América tuvieron un origen distinto a las de Europa medieval. Los burgos de la Baja Edad Media surgieron como una necesidad del desarrollo comercial y artesanal de la incipiente burguesía en ascenso para abastecer el mercado interno en formación. En cambio, en América Latina la fundación de las ciudades en el siglo XVI estuvo condicionada por la explotación de metales preciosos y materias primas para el mercado exterior. Es cierto que algunas ciudades (Tenochtitlán, Cuzco) se erigieron en zonas ya culturizadas por los indios más avanzados de América, problema que hemos planteado en capítulos anteriores al señalar un embrión de revolución urbana entre los aztecas, mayas e incas. Sin embargo, lo básico es que las ciudades de América Latina, en particular las de la costa del Pacífico en el siglo XVI, se levantaron en función de la explotación de metales preciosos y materia prima en zonas donde abundaba la mano de obra indígena. Las ciudades fundadas posteriormente, en los siglos XVII y XVIIII se ubicaron también en zonas de exportación minera, aunque algunas tuvieron su origen en la riqueza agropecuaria y las necesidades de las misiones religiosas (por ejemplo, las ciudades del centro de Chile -Talca, etc.- fundadas en el siglo XVII).
Las principales ciudades de Chile se fundaron cerca de los lavaderos de oro. Santiago podría ser la excepción; estaba ubicada en un valle fértil, con abundante mano de obra indígena; a un centenar de kilómetros se encontraban los lavaderos de oro de Marga-Marga, los que a su vez condicionaron la fundación de Quillota. La importancia de Marga-Marga ha sido expuesta en páginas anteriores. Los propios mineros españoles reconocieron que este lavadero producía más de 25.000 pesos oro en quintos reales. En una carta del 13 de febrero de 1549, del Cabildo de Santiago al rey, se afirmaba: "Pedro Gómez de las Montoyas, en nombre de todos los mineros que están en estas minas de Malga-Malga, dijo: si no se envía gente que sustenten las minas y nos guarden, yo y todos los dichos mineros estamos determinados de desamparar las minas. I de esta manera perderá S. M. la cantidad de veinticinco a treinta mil pesos de oro de quintas".
La Serena, fundada en 1544 por Juan Bohom y repoblada en 1549 por Francisco de Aguirre, proporcionaba apreciable cantidad de oro, hecho confirmado por carta de Valdivia al futuro rey Felipe II: "Al presente no se saca oro sino de la ciudad de Santiago y La Serena," El mineral de Andacollo, cercano a La Serena, entregaba un oro riquísimo de 23 kilates. A pocos kilómetros de La Serena estaba Illapel que en idioma indígena significa “Pluma de oro” (Milla: oro; Pel: pluma). El descubrimiento de los lavaderos de oro del valle del Choapa, durante la expedición de García Hurtado de Mendoza, reafirmó la importancia de La Serena.
La ubicación de Concepción, fundada en 1550, fue decidida también por el hallazgo de lavaderos de oro en sus alrededores, en especial Talcamávida y Quilacoya, donde llegaron a trabajar más de 20.000 indios. Góngora Marmolejo escribía: "También en aquel tiempo, junto a la ciudad de Concepción, se hallaron otras minas muy ricas; que en las unas y otras traía ochocientos indios sacando oro, y para seguridad de los españoles que en las minas andaban mandó hacer [Valdivia] un fuerte donde pudieran estar seguros. Estando en esta prosperidad grande le trajeron una batea llena de oro. Este oro le sacaron sus indios en breves días. Valdivia habiéndole visto no dijo más, según me dijeron los que se hallaron presentes de estas palabras: desde agora comienzo a ser señor." García Hurtado de Mendoza llegó a extraer más de un millón de pesos de Quilacoya. Mariño de Lovera, contaba en 1553 que -cerca de Concepción "pasaban de veinte mil los [indios] que venían a trabajar por sus tandas acudiendo de cada repartimiento una cuadrilla a sacar oro para su encomendero. Fue tanta la prosperidad de que se gozó en ese tiempo, que sacaban cada día pasadas de doscientas libras de oro, lo cual testifica el autor como testigo de vista".
Angol fue edificada en una zona donde, según los cronistas, "el gobernador había echado veinte mil indios a sacar oro en las minas de Angol".
La Imperial fue fundada a la orilla de los lavaderos de oro del río Repocura, donde había abundante mano de obra. "Un entusiasmo loco por el sur se apoderó de todos los pobladores. Los encomenderos de Santiago querian trocar sus encomiendas por las de La Imperial que, a más de la fertilidad natural del suelo, contaban con tres, cuatro y cinco mil indígenas”. El cronista Rosales confirma esta apreciación al decir que aquella tierra fueron muchas y muy ricas porque los cerros por donde vaja el río de la Damas las avia abundantísimas y en lomas de Calcoimo y Rlomo fueron más celebres por ser el oro allí más crecido y de mayores pepitas o granos”.
Villarrica, fundada en 1552, debe su nombre a las ricas minas de plata y oro que se encontraban en sus alrededores. Rosales nos cuenta que “los indios eran muchos y de buenos naturales, las minas riquísimas, pues se hallaban granos de doscientos pesos, y de las otras ciudades venían los indios a está a sacar oro para dar tributo a sus encomenderos. Y aquí también acudían los tributarios de Valdivia a sacar oro de Purén, Tucapel y Arauco por la mucha abundancia y crecidos granos”.
La fundación de la ciudad de Valdivia fue decidida por su proximidad a los riquísimos lavaderos de oro de Madre de Dios, en el río Cruces, de los cuales los españoles extrajeron en pocos rneses 60.000 pesos oro de 22 kilates y medio. "Antonio Herrera refiere que en sus términos cada día un indio sacaba veinticinco, treinta y más pesos de oro. Martínez agrega que produjo más de veinte rnillones. Comenzó la explotación del rico metal, se fundó la Casa de la Moneda y se exportó. Por los documentos se sabe que el oro sellado en Valdivia era de veintidós y medio quilates”. Las naves españolas apresadas por los corsarios ingleses conducían grandes sumas de oro valdiviano; una de las capturadas por Drake en 1578, llevaba 30.000 pesos, hecho que explica en parte las reiteradas incursiones de los corsarios a la costa de la Capitanía General de Chile.
Osorno se fundó cerca de los lavaderos de oro de Ponzuelos, durante la expedición de García Hurtado de Mendoza. El cronista mencionado dice que Osorno "tiene minas de plata y oro, y este se sacaba con tanta abundancia, que con un día o dos que los indios trabajaban sacaban la tasa que habian de dar a sus encomenderos cada semana y les sobraba, y sacaban granos tan grandes que los partían y iban dando a pedazos por su tarea"165. Osorno llegó a tener su propia Casa de Moneda antes que Santiago; su población era superior a la de Concepción y ligeramente inferior a la de Santiago a fines del siglo XVI.
En síntesis, podríamos decir que las principales ciudades de Chile se fundaron cerca de los lavaderos de oro, en zonas de abundante mano de obra, y se desarrollaron en función de la explotación minera para el mercado europeo. En el próximo tomo analizaremos la evolución de las ciudades y, especialmente, el papel del Cabildo y los municipios, que comprendían no sólo la ciudad sino sus "téminos". cuya extensión era tan grande, que el de La Serena abarcaba del valle de Copiapó al del Choapa, y el de Santiago hasta el Maule.
Se ha criticado a Pedro de Valdivia por haber fundado varias ciudades en el Sur, muy alejadas unas de otras y sin posibilidades de defensa. Valdivia se internó en la zona al sur del río Toltén, porque superada la franja ocupada por los araucanos, encontraba menor resistencia de los indígenas denominados "huiliches" en regiones abundantes en oro y en mano de obra. Su opinión fue compartida más tarde por su sucesor, Francisco de Villagra, quien estimaba que era más conveniente fortalecerse al sur del Toltén y de allí avanzar hacia la zona centro-sur. La región sureña era muy rica en metales preciosos. Valdivia escribía al rey "que en el mundo no hay nada comparable a esto”por la cantidad de mano de obra y metales preciosos. "El número de indios que trabajaba por cuenta de los encomenderos llegó a 20.000; y al comienzo, hubo días en que el oro extraído paso de doscientas libras. Sólo los indios de Valdivia le daban cada día cinco libras y más de oro fino” En su incursión al sur, Pedro de Valdivia llegó al Canal de Chacao, donde pudo descubrir los lavaderos de oro de Carelmapu.
La sed de oro de Valdivia y de los conquistadores ha sido simbolizada por una de las tantas versiones acerca de su muerte: “Y así determinaron matarlo luego con un género de tormento penosísimo que le dieron, llenándole la boca de oro molido y con un garrote ahusado que llevaban, se lo iban entrando por el gaznate adentro y le iban diciendo que pues era tan amigo del oro, que se hartase y llenase el vientre de los que tanto apetecía”

miércoles, 8 de febrero de 2012

LA COSMOVISIÓN MAPUCHE

“En la tierra no había nada, ni agua ni flores. En el aire vivía un Espíritu poderoso y otros Poderes secundarios. Algunos de estos se  rebelaron y el Poderoso los convirtió en piedra y les puso el pie encima, lo que hizo que, al partirse formaran las montañas. Los  espíritus que habían quedado vivos y mostraban arrepentimiento  salían de las rocas convertidos en llamas y humos de volcán. Los más arrepentidos se elevaron hacia el cielo y se trocaron las estrellas. Su  llanto de arrepentimientos es el origen de la lluvia. El espíritu Poderoso  halló triste a la tierra y transformó en hombre a un espíritu hijo suyo, el  cual al caer quedó sin sentido; La madre del joven se llenó de pena y para mirarle abrió en el cielo esa ventanilla por donde se asoma su cara pálida, que los hombres llaman luna. El espíritu Poderoso tomó una estrella y convirtiéndola en mujer le ordenó que fuera a acompañar a su hijo. 

Ella tenía que caminar por la tierra, que la lastimaba, pero ordenó que a su paso crecieran la hierba y las flores,  las que al ser tocadas por ella se convertían en aves y mariposas las flores y la hierba en selvas. El espíritu Poderoso los miraba por una ventanilla del cielo que es el Sol”


A partir del estudio de las culturas antiguas y su relación con el mundo de lo sagrado, se ha entendido la vivienda del hombre, como reflejo de una cosmogonía, una imitación de la obra de los dioses (imago mundi). A la luz de tales afirmaciones, comprendemos que antes de analizar con profundidad la vivienda tradicional mapuche, debemos adentrarnos a estudiar su cosmovisión. De esta manera, muchos de los aspectos espaciales o formales de la ruka, que puedan parecernos fortuitos o casuales, adquieren su sentido último, al amparo de las creencias propias de este pueblo. 



EL COSMOS VERTICAL 



El cosmos se concibe como una superposición en el espacio de siete plataformas cuadradas, todas de igual tamaño. Fueron creadas en orden descendente, a partir de la más alta, recinto de los dioses creadores, que se tomó como modelo para las siguientes plataformas. 



Las plataformas están agrupadas en tres zonas: 



- Meli ñom wenu (los cuatro lugares de arriba) o wenu mapu (la tierra de arriba), es la plataforma del bien, donde habitan los dioses, que se distribuyen jerárquicamente a partir de la plataforma más alta, los espíritus, empleados menores de los dioses; y los ancestros, auténticos o míticos, siendo los auténticos los protectores e intermediadores del linaje y los míticos, los consejeros éticos comunes 



- Anka wenu (medio arriba) y minche mapu (tierra de abajo), antagónica a la zona anterior, es la plataforma del mal, donde habitan los seres maléficos, que no se agrupan ni tienen relaciones entre ellos. 



- Mapu (tierra), el mundo natural donde se sintetiza el conflicto permanente entre las dos zonas anteriores. 



“En resumen, la visión cósmica mapuche es dualista y dialéctica: el wepu mapu contiene sólo el bien (tesis); el anka wenu y minche mapu representan el mal (antítesis); y en la tierra coexisten el bien y el mal en una síntesis que no implica fusión, sino yuxtaposición dinámica. La verdadera polaridad tiende a la unión; y la yuxtaposición de dos fuerzas opuestas es una condición necesaria para lograr el equilibrio cósmico dualista”



El mapu al ser el mundo real, la superficie de la tierra, la plataforma intermedia entre el mundo de los dioses, lo de arriba y el mundo de los espíritus malignos, lo de abajo; aparece como una alternativa entre lo bueno y lo malo, pero no es solo una zona de fricción entre ambas fuerzas, sino que es el marco de referencia entre los mapuches y su mundo, la fuente originaria del saber: los animales, las plantas y los ancestros. “Nosotros sabemos lo que dicen los animales y lo que son las necesidades de los ciervos, de las aves y de los otros animales. Ha estado solamente poco tiempo en esta tierra el chileno y sabe muy poco sobre las plantas y los animales. Nosotros vivimos aquí por miles de años y los animales nos enseñaron y nos pasaron su conocimiento de familia en familia"



Así concebido el cosmos, las plataformas de los dioses serán luminosas y buenas, la tierra de la abundancia, y las de los seres malignos oscuras y caóticas. 



“El intercambio entre los mundos, una relación de mutua dependencia entre los vivos y sus ancestros, se realizan en una serie de ceremonias de distinto grado de complejidad en directa relación con la cantidad de familias o linajes involucrados en la rogativa (ngillatún). 

El rito permite el reordenamiento permanente del mundo; la vida en el mundo físico se considera simplemente como una posición conductual que se desarrolla en un contínuum de episodios pasados y presentes definidos mediante los sucesos históricos de los ancestros, así, la parte importante de la cultura que da la dirección y el sentido de lo correcto o incorrecto en su propio mundo” 



EL COSMOS HORIZONTAL. 



Así como el cosmos se ordena verticalmente, el mundo “real”, o mapu, está ordenado horizontalmente en base a los cuatro puntos cardinales. De allí que la plataforma terrestre, el mundo de los mapuches se constituye en la meli witrán mapu (tierra de los cuatro lugares), también llamada meli chakiñ mapu (tierra de las cuatro ramas) o meli esquina mapu (tierra de las cuatro esquinas). Esta organización se establece a partir del ciclo solar diario, que parte como punto de referencia con el Este, donde nace el sol en la cordillera, para terminar en el Oeste, el mar donde se pone el sol. 

De acuerdo a lo expuesto anteriormente, se le asigna un orden jerárquico a los puntos cardinales y connotaciones de bondad y maldad que surgen tanto de la experiencia racional como de lo mágico-religioso. Así podremos ver la íntima relación que hay entre sus vivencias, el contexto natural y geográfico en que habita y el mundo sobrenatural como un todo estructurado. A esto se le ha llamado “orden espacial ético”: 



PUNTOS 

CARDINALES 



PUEL MAPU (ESTE) 


BUEN VIENTO 

BUEN AIRE O BRISA 
BUEN TIEMPO 
BUEN DIA 
BUEN TRABAJO 
BUENA COSECHA 
ABUNDANCIA 
SALUD 
DIOSES 
ESPIRITUS BENEFICOS 
ANTEPASADOS 
ROGATIVA A LOS DIOSES 
AYUDA DIVINA 
BUENA SUERTE 



WILLI MAPU (SUR) 

BONANZA 

SOL 
BUEN VIENTO 
BUEN AIRE O BRISA 
BUEN DIA 
BUEN TRABAJO 
BUENA COSECHA 
SALUD 
BUENA SUERTE 



PIKU MAPU (NORTE) 

VIENTO NORTE 

MAL TIEMPO 
LLUVIA 
AGUA 
TRUENO 
TEMPORAL 
HELADAS 
ROCIO 
ENFERNEDAD 
MUERTE 
MALA SUERTE 



LAFKEN MAPU (OESTE) 

OSCURIDAD 

VIENTO MALO 
TEMPORAL 
MAREMOTO 
LLUVIA MALA 
NIEVE 
HELADAS 
RUINA DEL CULTIVO 
ENFERMEDAD GRAVE 
MUERTE 
WEKUFE (ESPIRITU DELMAL) 
MALA SUERTE 
MAL 



En el centro del mundo real, espacio plano, orientado y por lo tanto jerarquizado, se encuentra viviendo el pueblo mapuche en el llamado Rañin Mapu (Tierra de nosotros o El medio de la tierra), desde allí establece una relación con su territorio a partir de él mismo: para situarse no necesita referencias adicionales a las de él mismo, siendo la única referencia necesaria su vivienda, la ruka. Esta se ubica con preferencia en lomas y a la orilla del agua, a distancia visible de otras de manera de prestarse ayuda; la ubicación en altura los protege de la humedad y les permite mirar todo su dominio. “Nada puede comenzar, hacerse, sin una orientación previa, y toda orientación implica la adquisición de un punto fijo. Por esta razón el hombre religioso se ha esforzado por establecerse en el “Centro del Mundo”. Para vivir en el Mundo hay que fundarlo, y ningún mundo puede nacer en el “caos” de la homogeneidad y de la relatividad del espacio profano” 



CONCEPCIÓN ESPACIO TEMPORAL DEL COSMOS 



El orden espacial ceremonial mapuche tiene también un desarrollo circular, este es un giro que tiene su inicio en el Este, y se desarrolla en sentido contrario a los punteros del reloj. Todos los rituales mapuches se rigen por este orden, ya sea el ngillatún (rogativa) o el ngeikurrewén (ritual postiniciático de la machi, o curandera), orden espacial que otorga una dimensión temporal basada en el numero de veces que se repite el giro completo. Este orden sagrado también se refleja en el orden de lo profano, de la vida cotidiana como el servir los alimentos o la bebida (mate, chicha, vino o muday) siguiendo el mismo orden y sentido del giro ceremonial. Este giro alrededor del Raniñ Mapu ratifica a este como centro y la representación de este centro es el rewe, tronco tallado que representa una escalera de comunicación entre las distintas plataformas, que se ubica a la entrada de la ruka (axis mundi). 

“Allí en donde por medio de una hierofanía se efectúa la ruptura de niveles se opera al mismo tiempo una “abertura” por lo alto (el mundo divino) o por lo bajo (las regiones infernales, el mundo de los muertos). Los tres niveles cósmicos –Tierra, Cielo, regiones infernales- se ponen en comunicación. Como acabamos de ver, la comunidad se expresa a veces con la imagen de una columna universal, Axis mundi, que une, a la vez que lo sostiene, el Cielo con la Tierra, y cuya base está hundida en el mundo de abajo. Columna cósmica de semejante índole tan solo puede situarse en el centro mismo del Universo, ya que la totalidad del mundo habitable se extiende alrededor suyo” 



Esta tierra organizada y jerarquizada a partir del centro, muestra claramente su directa participación en el mundo religioso, expresando así su deseo de vivir en un mundo perfecto, tal como los dioses lo concibieron en su creación (imago mundi). El cuidado de la tierra no es otra cosa que expresar a los seres superiores su capacidad de participar de su mundo, asegurando así su trascendencia al plano divino. 



“Es interesante señalar que este orden espacial-temporal se repite en el movimiento que algunos mapuches asignan al sol: ‘Viaja por el día de Este a Oeste y por la noche de Oeste a Este, por debajo de la tierra’. En el mismo sentido cabe observar la similitud formal de la ruka mapuche tradicional –tanto en su contorno general como en la distribución de su mobiliario alrededor del fuego –con la ruedecilla antedicha y su giro circular”



La vida mapuche transcurre en el interior de la ruka, insertada en el centro del mapu, con la cual se comunica por medio de la puerta de acceso. En la vivienda tradicional no existen las ventanas. Las otras aberturas que la comunican con el exterior son las salidas del humo, que se convierte en un axis mundi, un camino de comunicación con el mundo superior. 



“El mundo para el mapuche es un todo coherente que integra bajo una estructura ordenada lo sobrenatural y lo vivencial, en una relación íntima con el contexto natural en que se desarrolla la cultura, así es posible reconocer una red de simbolismos, significancias y valores en la vida cotidiana, en las costumbres y en las tradiciones, como también en sus expresiones físicas del arte, por ejemplo, o la arquitectura. Las relaciones y referencias que este estudio ha hecho, en que la ruka es 

expresión y símbolo de la cosmovisión mapuche” 




Fuentes: 



1 GONZALEZ, L.; SEPÚLVEDA, S. Arte y mito de la cultura mapuche, claves para una lectura de la iconografía 

textil. Tesis licenciatura Antropología. Universidad de Chile, 1980 
2 GREBE, Maria Ester. Cosmovisión del mundo mapuche. Aspectos antropológicos-sociales, en Culturas 
indígenas de la Patagonia. Ediciones Cultura Hispanica,1984. 
3 DILLEHAY, Tom. Araucania; presente y pasado. Editorial Andrés Bello, 1990. 
4 BRUNA, Alejandro El problema del espacio en la visión cosmogónica mapuche, un problema de 
transculturización vigente. 
5 ELIADE, Mircea. Lo sagrado y lo profano. Editorial Labor, 1988. 
6 ELIADE, Mircea. Lo sagrado y lo profano. 
7 GREBE, Maria Ester. Cosmovisión del mundo mapuche. Aspectos antropológicos-sociales. 
8 HUENCHO, Eliseo; URRUTIA, Alfredo. La vivienda mapuche