jueves, 13 de abril de 2017

LOS VALLES DE PUREN-LUMACO Y LIUCURA. SUR DE CHILE. ARQUEOLOGÍA E HISTORIA CULTURAL (parte 3)

Hace un par de años ya, deje de postear entradas a este Blog; me ha sorprendido que con un mínimo esfuerzo por visualizar sus entradas, las visitas continuen sumándose. Les agradezco por ello. Ahora retomare su desarrollo, y lo haré continuando de publicar la Tremenda obra del  Arqueólogo Tom Dillehay, quien no solo nos iluminó con el descubrimiento de la Cultura de Kueles, sino que también, al analizar el Sitio de Monte Verde, junto a destacados antropologos y arqueologos Chilenos, puso en cuestión, la Teoría del Poblamiento Tardío de América o Teoría del Clovis.




LOS VALLES DE PUREN-LUMACO Y LIUCURA. 


2.3. Contexto interpretativo

Las poblaciones humanas y el ambiente físico interactúan a través de procesos ecológicos dinámicos. La manipulación del agua y los ciclos nutrientes, el flujo de energía y las interacciones con otros organismos constituyen la base de la explotación de los recursos naturales por parte de la sociedad. Las actividades humanas a gran escala, como las que supone el sedentarismo y la construcción de montículos de tierra, con sus implicancias sociopolíticas, así como la explotación económica intensiva de la ecología, alteran significativamente los procesos ecológicos. 

Esta interacción opera cambiando constantemente el ambiente y creando nuevos desafíos y oportunidades para la reproducción de las bases biológicas y culturales de la sociedad humana. A de largo plazo, el resultado de estos procesos se refleja en una variedad de respuestas humanas potenciales a las crisis relacionadas con el ambiente: dispersión o agregación de población, cambios en las estrategias económicas, incremento en el índice de los conflictos y  la guerra, reestructuración radical de la organización social e, incluso, el abandono de asentamientos y el posible colapso cultural. Generalmente, en el contexto de las sociedades prehispánicas, los tres procesos sociales con mayor impacto en la interacción dinámica hombre-ambiente son el sedentarismo, la agregación social y el desarrollo de sistemas de producción diversificados a escala regional como, por ejemplo, la agricultura intensiva. 

Estos fenómenos sociales fundamentales no son específicos de ciertas áreas geográficas, ni tampoco son procesos independientes, sino que operan en la escala interlocal del paisaje regional unidos de manera conceptual e instrumental. Por ello, este proyecto se enfoca en el ámbito regional del valle de Lumaco y Purén. Las restricciones físicas a la adaptación y expansión premapuche y mapuche en el valle de Lumaco y Purén, y zonas adyacentes, fueron impuestas, estacional, periódica o permanentemente, por una variedad de factores ambientales entre los que pueden mencionarse la descarga anual del río, la precipitación anual, la fluctuación climática y la masiva modificación del paisaje por el flujo de población humana a través de tiempo. Sin embargo, las perturbaciones ambientales de este tipo no limitaron en manera invariable el desarrollo de los sistemas monticulares y sitios domésticos. 

La respuesta a estas restricciones permitió la intensificación de la producción de los sistemas y la expansión de las poblaciones premapuche y mapuche, y de las poblaciones de españoles y chilenos, tal como lo sugiere, por ejemplo, el incremento en el número de grandes asentamientos domésticos en el valle cerca de las villas de Lumaco y Purén durante los siglos XIV y XIX. En lo que concierne a la población premapuche y mapuche, la expansión dentro de una matriz dinámica de cambio ambiental debe ser relacionada con la toma decisiones, la concentración de recursos, la reestructuración de las relaciones entre sitios monticulares-sitios domésticos, las alianzas fuera del valle (p. ej. Lumaco y Purén, Angol y Chol Chol), así como la explotación y otros factores políticos y culturales. De este modo, para analizar la dimensión social de la interacción hombre-medio ambiente en el valle de Lumaco y Purén, se consideraron, inicialmente, tres factores fundamentales: la tierra, el patrón de asentamiento y la estructura física de los asentamientos domésticos y monticulares («kuel»). Se hizo de este modo porque las relaciones que envuelven a la tierra, incluyendo los recursos limitados que posee (como el agua para cultivo en verano y su localización cerca de suelos nutritivos en el piso del valle), están inmersas en las cuestiones políticas de acceso, mientras que la distribución de los asentamientos y la disponibilidad de trabajo determinan la forma en que los recursos son explotados y consumidos. 

El enfoque de estos tres factores establece un marco para examinar los patrones cambiantes del uso de la tierra y de los recursos, e incorporando variables ecológicas y de organización sociopolítica. Por tanto, muchas de las relaciones sociales que definen el sistema de los asentamientos domésticos y de los montículos presentes en el valle de Lumaco y Purén — particularmente aquellas asociadas a la respuesta social al cambio ambiental, gradual o abrupto; a las cambiantes relaciones sitios monticulares-sitios domésticos; y al crecimiento y declive de la ciudad— pueden ser arqueológicamente examinadas y medidas.
Interdisciplinariamente, y con el objetivo de analizar las implicancias teóricas del extenso concepto de la interacción ser humano-medioambiente en el valle de Lumaco y Purén, la investigación se focalizó en cuatro unidades de análisis arqueológico y geológico relacionadas entre sí: (1) los regímenes paleoambientales, (2) las infraestructuras agrícolas, (3) los montículos de tierra o «kuel» y (4) las ocupaciones domésticas. 3.0 

PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN 

Metodológicamente se examinó la interacción hombre-medioambiente, a través del sistema de montículos kuel y sitios domésticos, y el análisis de todos los sitios y edificaciones agrícolas en el valle, dado que el patrón de asentamiento a lo de largo del valle, desde la villa de Purén hasta la de Lumaco, une las relaciones montículos-sitios domésticos y anexiona el ambiente natural en un contexto arqueológico crítico. 
Así, las preguntas específicas que estructuran el programa de investigación y abren el análisis a estas complejas relaciones sociales y ambientales fueron las siguientes: • 

¿Cómo han interactuado las historias agrícolas y ambientales premapuche y mapuche en el valle de Lumaco y Purén? ¿Cómo estas interacciones han afectado el proceso de nucleación de montículos y sitios domésticos? De manera inversa, ¿cómo las consecuencias demográficas, sociales y económicas de la nucleación afectaron los procesos ecológicos en tiempos prehispánicos e hispánicos? • ¿Cuáles fueron las relaciones sociales, económicas y políticas que existieron entre las agrupaciones de montículos y la extensa red de asentamientos domésticos en el valle? ¿Estas relaciones reflejan un patrón de control jerárquico sobre los recursos naturales y humanos por parte de las poblaciones constructoras de montículos o estas poblaciones mantenían una relativa autonomía y autarquía interna? ¿Cuál era la forma dependencia social y económica que unía los montículos a los sitios domésticos en el valle? • 

Asumiendo que ocurrieron cambios ambientales significativos y puntuales en el último milenio, hecho sugeridos por los cronistas y los datos arqueológicos y geológicos obtenidos en las excavaciones, ¿cómo han respondido a estos cambios las poblaciones del valle de Lumaco y Purén? ¿Ellas se agregaron, dispersaron o, simplemente, cambiaron sus estrategias socioeconómicas? ¿Los sistemas de producción fueron intensificados o diversificados? ¿Hubo ocasionalmente algún colapso político hispánico? ¿Cómo se manifiestan estas relaciones durante las luchas sostenidas entre mapuche y españoles (Ortiz 2005)? 




4.0 PROPÓSITOS, METODOLOGÍA Y RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN 

Esta investigación se centró en la incipiente complejidad relacionada con el inicio del uso de cultivos, la nucleación de los asentamientos y la jerarquía social emergente dentro del valle. Para ello fue necesarío prospectar prácticamente la totalidad del valle y realizar excavaciones bien orientadas y controladas para entender las estratigrafías y los cambios en función de los sitios y su significado. A la fecha, el reconocimiento arqueológico ha registrado aproximadamente 300 sitios prehispánicos e hispánicos, que incluyen sitios domésticos, agrícolas, defensivos, funeraríos y de montículos de distinto tamaño. 

La información obtenida del reconocimiento arqueológico, contrastada y complementada con registros escritos, proporcionó la base para la ubicación de las excavaciones en distintos tipos de sitios. Sobre la base de los fragmentos de cerámica diagnósticos y los fechados radiocarbónicos, se correlacionaron los sitios excavados con los períodos principales de ocupación en los complejos de montículos, los asentamientos residenciales y los fortines. Del mismo modo, la investigación registró un cambio desde montículos funeraríos, pequeños y aislados, asociados a pequeñas comunidades de viviendas dispersas y fechadas entre los 1200 y los 1500 d. C., hacia agrupaciones de montículos grandes y pequeños, y de funciones múltiples, es decir, ceremoniales, administrativas, y funerarias. Estos últimos tiene relación con la emergencia de aldeas de residencia nuclear entre los 1500 y los 1800 d. C. Las relaciones temporales e internas entre estos asentamientos son sugeridas por los patrones arqueológicos correlacionados con los registros escritos. En el caso de los montículos, aunque su distribución y morfología provee una indicación bastante precisa del marco temporal general en que se ocuparon, para una definición más exacta se requiere aumentar la cantidad de excavaciones y los fechados. Hasta el momento, los resultados de la investigación señalan que los montículos kuel pueden representar: (1) un montículo único y aislado, a menudo asociado con un conjunto desechos habitacionales cercanos; o (2) un conjunto de montículos relacionados y asociados con áreas domésticas localizadas en un radio de un kilómetro. 


4.1 Formación de los sitios y asentamientos arqueológicos 
Se han fechado varias áreas arqueológicas residenciales en el valle, vinculadas a complejos de montículos y edificaciones domésticas y agrícolas. Estos sitios representan aldeas agrícolas de tamaño pequeño a moderado, asociadas con fortines en la cumbre de los cerros. En la mayor parte de sitios agrícolas adyacentes (terrazas, canales y campos elevados) se tomaron muestras para el fechado, para el establecimiento de afinidades culturales y para la reconstrucción, en forma amplia, de los patrones de uso y abandono de los sistemas agrícolas del valle. En distintos sectores geográficos del valle hay sitios domésticos cercanos entre sí, con depósitos continuos y profundos (de entre 40 y 90 centímetros). Estos presentan una larga secuencia compuesta por cerámicas protoaraucanas (1200-1500 d. C), cerámicas valdivia polícromas (estilo influenciado por los incas y fechado entre 1500 y ¿1600 d. C.), cerámicas españolas (1550-1750 d. C.) y cerámicas chilenas (después de 1750). Así mismo, se ha registrado una gran variedad de cerámicas locales y no locales en algunos grandes sitios domésticos, caracterizadas por el tratamiento de superficie, el uso desgrasante, el modo decoración, sus formas particulaes y demás. Este hecho sugiere una corresidencia de diferentes tipos y segmentos de población.

En distintos sectores geográficos del valle hay sitios domésticos cercanos entre sí, con depósitos continuos y profundos (de entre 40 y 90 centímetros). Estos presentan una larga secuencia compuesta por cerámicas protoaraucanas (1200-1500 d. C), cerámicas valdivia polícromas (estilo influenciado por los incas y fechado entre 1500 y ¿1600 d. C.), cerámicas españolas (1550-1750 d. C.) y cerámicas chilenas (después de 1750). Así mismo, se ha registrado una gran variedad de cerámicas locales y no locales en algunos grandes sitios domésticos, caracterizadas por el tratamiento de superficie, el uso desgrasante, el modo decoración, sus formas particulaes y demás. Este hecho sugiere una corresidencia de diferentes tipos y segmentos de población. 

4.2 Sitios de montículos kuel y rehuekuel 
La investigación registró 302 montículos kuel en el valle de Lumaco y Purén, entre los cuales se ubican pequeños montículos aislados utilizados para rituales y entierros que datan, por  lo menos, del período comprendido entre los siglos XII y XIV d. C.7 . Estos kuel —pequeños y aislados, y más tempranos— se asocian a una agricultura incipiente, a comunidades dispersas y a los inicios de una mayor complejidad social. Un número de 78 montículos conforman grupos de entre 9 y quizá 10 complejos de rehuekuel (Dillehay, 2001 y 2005), que se definen por su ubicación específica, la distribución restringida y la igualdad de distancia que tienen entre sí dentro del valle; así como por sus tamaños relativamente estandarizados, sus paisajes ceremoniales asociados y su desarrollo político. El desarrollo de estos complejos es un fuerte indicio arqueológico de la operación de un sistema político centralizado por lo menos durante el período comprendido entre los siglos XV y XVI d. C. Estos complejos o bien no se presentan en otros valles o bien se presenten de manera dispersa y con baja densidad en sectores como Rucaray (costa marítima al occidente de Purén); Boyeco y Chol-Chol (cerca de la ciudad de Temuco en la depresión central); y, finalmente, en el sector de Pucón, cerca de la frontera con Argentina. Sobre la adscripción cronológica de los kuel y rehuekuel, por fragmentos diagnósticos de cerámica asociadas al complejo El Vergel y fechas radiocarbónicas obtenidas de las excavaciones en varíos montículos, se deduce que la mayoría de los rehuekuel en el valle de Lumaco y Purén se construyé entre el período prehispánico tardío y el período hispánico temprano. 



4.3 Sitios domésticos 
Todos los sitios domésticos, pequeños o grandes, están distribuidos de manera más o menos uniforme en las laderas de cerros bajos y, ocasionalmente, en la superficie de estribaciones bajas a lo de largo de la mayor parte del valle. Los sitios domésticos mayores se localizan, por lo general, en la base de los complejos de montículos. Varias fechas de C14 y termoluminiscencia ubican el contexto domestico de los sitios entre los 5150 a. C. y los 1850 d. C. Así ocurre, por ejemplo, con los signados con las notaciones LU-11, PU-165, PU-206, LU-13, PU-211, PU-41 (véase Dillehay 2007: Apendice 2). El tamaño de sitios de habitación indiferenciados oscila entre las 50 y 10 hectáreas y el promedio es casi tres veces mayor que en el período anteríor, el Pitrén (500-1000 d. C.). Sitios habitacionales no diferenciados del período tardío El Vergel (1200-1500 d. C.) y, particularmente, del período histórico temprano presentan entre 50 y 25 ha y presentan depósitos cuyo grosor promedia entre los 20 y 50 cm Entre 1500 y 1750 d. C., los sitios tienen de 3 a 15 hectáreas y presentan depósitos de 30 y 80 cm de grosor, hecho que refleja nucleación y estabilidad de la población. 

En algunas áreas fuera del valle de Lumaco y Purén, algunos sitios, que datan de entre los 1700 y 1850 d. C., generalmente cubren un área más pequeña se caracterizan por estructuras reacondicionadas periódicamente y muestran menos basura en los depósitos. Al contrarío del caso anteríor, esto último sugiere una densidad de población menor y menos estabilidad poblacional en algunos valles. Al respecto, los sitios de la segunda mitad del siglo XIX y la primera parte del siglo XX son, a través de toda la región araucana, menores: sus basurales son depósitos amplios y delgados, lo que sugiere ocupaciones relativamente efímeras relacionadas probablemente con conflictos actuales, desplazamiento de poblaciones, aumento y disminución de actividades bélicas, diferenciación de actividades agrícolas y otros medios de subsistencia, y cambios cíclicos en la autoridad de los líderes. La elevación de los sitios habitacionales sobre el piso del valle varía entre los 5 y 60 metros, mientras que la distancia en relación con el piso del valle es de entre 25 y 1000 metros, con una elevación promedio de 25 metros sobre el nivel del valle y una distancia promedio de 100 metros. En consecuencia, aunque en promedio la mayor parte de los sitios del valle se localizan más cerca de las fuentes de agua y alimentos que, por ejemplo, los actuales asentamientos del sector de Guadaba (en promedio a 500 metros de distancia), generalmente están situados en mayores elevaciones que en períodos anteríores (en promedio 25 metros sobre el piso del valle). No obstante, muchos sitios tardíos están situados en lugares defensivos, sobre cerros alejados del río y a gran distancia. La planificación y organización de las comunidades domésticas no asociadas a los montículos aún está pobremente entendida. Todavía no se cuenta con planos completos de estos sitios y solamente se han realizado excavaciones de pozos de sondeo y de bloques en sitios estratificados. Los resultados de este trabajo ofrecen poca evidencia de planificación comunitaria en sitios no asociados a montículos, aunque huecos de postes y áreas abiertas sugieren eventual presencia de antiguas casas o rucas dispersas a través de zonas localizadas por encima de las ciénagas, aunque se han excavado pocas casas u otras construcciones. También hay terrazas agrícolas, canales, y plataformas elevadas de cultivo, asociadas con los kuel y los sitios domésticos. Tal asociación de rasgos no ha sido antes señalada en el registro arqueológico de América del Sur. 

4.4 Canales de irrigación y campos elevados 
A lo de largo del valle, en ambos costados del río Lumaco y Purén, se encontraron evidencias de sistemas de viejos canales y plataformas elevadas (sensu Liendo 2002). Además, se registraron sistemas de camellones en la costa del litoral marítimo cercano. Estas edificaciones no han sido aún excavadas, pero se han seleccionado algunas de secciones para limpiar y estudiar sus perfiles. Dada su naturaleza fragmentaria y el limo arcilloso que parcialmente los rellena, existen tres criteríos que ayudan a distinguir los sistemas de canales existentes en el valle de Lumaco y Purén como obras de ingeniería de los primeros años de la conquista hispánica. 

En primer lugar, los canales antiguos, identificados como coloniales, se localizan siempre varíos metros por encima del cauce de los viejos canales por donde actualmente aún se irriga el campo. Por ejemplo, los canales modernos corren en o ligeramente por debajo de la curva de nivel, 180 metros ladera abajo, al occidente de dos antiguos canales localizados. Al parecer, los canales españoles fueron más extensos que los más recientes y es claro que el área drenada o regada por ellos se localiza cerca de sitios de montículos kuel. En segundo lugar, al menos en dos áreas del valle se encontraron restos pobremente preservados de sistemas de riego de plataformas elevadas (varios construidos encima de “levees” naturales), adyacentes a restos fragmentaríos de los antiguos canales principales. Ambos sistemas se localizan en áreas donde no parece que se haya practicado la agricultura por riego 18 desde el período hispánico, si se juzgan tanto el estado deteríoro de estos sistemas en algunos sectores como la ausencia de asentamientos correspondiente a tiempos recientes.

Aunque algunas de las secciones de canales antiguos corren por algunos kilómetros a lo de largo del margen del valle, no se detectaron canales hispánicos intactos. Por ello, el retoque computacional de los canales principales, mostrado en las figuras, debe considerarse como tentativo. Sin embargo, con excepción de los canales casi intactos que corren entre los sectores de Guadaba y Centenarío, la reconstrucción propuesta en los mapas se basa en la longitud de los canales modernos de tamaño comparable que se grafican bajo ellos, así como en la localización  de sus puntos de toma de aguas. Muchas de estas acequias de drenaje son probablemente las mismas mencionadas por los cronistas, construidas para drenar las ciénagas de Purén y prevenir que los mapuche los usaran como refugios defensa. En tercer lugar, otras edificaciones son las porciones de plataformas agrícolas elevadas, localizadas en partes limitadas del valle de Lumaco y Purén, que ocupan pequeñas zonas de entre 5 y 10 hectáreas. Se caracterizan por plataformas artificiales de baja altura, de entre 1 y 10 metros, y 20 metros de largo, una al lado de otra, en un patrón sinuoso, localizado en forma paralela a la berma de los actuales esteros. 

Otras construcciones del tipo camellones, diseñadas y localizadas en forma paralela y consecutiva, se ubican en el estuarío marino, cerca de los humedales ubicados hacia el sur, y las localidades costeras de Tirúa y Puerto Saavedra, protegidos por dunas de arena y una pared de acantilados. Se encuentran allí plataformas individuales de dos metros de altura, aproximadamente; de entre cinco y seis metros de ancho; y, en algunos casos, de más de 200 metros de longitud. No se ha investigado aún qué tipo de cultivos o agricultura intensiva se desarrolló en estos lugares. Los trabajos se limitaron a limpiar y estudiar perfiles expuestos sin proceder, por el momento, a realizar excavaciones. Se estudiaron fragmentos cerámicos y piedras de moler in situ, sin centrarse en ningún artefacto. La existencia de estas edificaciones agrícolas implica poblaciones prehispánicas con conocimiento y manejo de sistemas hidráulicos complejos y desconocidos en el registro actual de la arqueología del centro-sur de Chile. . 

4.5 Fortificaciones 
En segundo lugar, casi todas las áreas del valle presentan evidencias de numerosos fuertes y fortines españoles de la época temprana de la conquista y otros sitios en estrecha asociación a secciones de los antiguos canales. Este hecho se evidencia en la antigua cartografía a la escala de 1:50.000 del Instituto Geográfico Militar de Chile y ha sido confirmado por análisis aerofotogramétricos y detenidas observaciones que se han realizado en vuelo con helicóptero. Una clase especial de terraplén en zonas de altura lo constituye el cercado de la cima de una colina. Estos cercados están formados por terraplenes rectangulares que típicamente se ubican en una cima de cerros aislados o parcialmente aislados que se extienden alrededor de todo o parte del perímetro de cimas (véase León 1986, 1991). Varíos de estos cercados ocupan colinas planas aisladas en sectores periféricos del valle o sobre promontorios que se extienden dentro del valle y que corresponden a asentamientos fortificados. La mayoría de los rehuekuel, grandes y pequeños, se ubica cerca de estas fortificaciones en forma de terraplenes, zanjas y fosos, y probablemente servían para proteger rústicas empalizadas de troncos, sobre todo en los sectores de Rapahuekuel y Lolonkokuel. Algunos fortines evidencian haber sido construidos en etapas consecutivas y es razonable suponer que la mayoría, si no todos, tienen historias parecidas. Algunos fortines serían del período prehispánico tardío y la mayoría del período hispánico temprano.