Todos los pueblos sin maquinismo e integrados ecológicamente al medio natural en que habitan, tienen, por raíz de su cosmovisión, la vivencia de lo sagrado. O sea que absolutamente todos los aspectos de su cultura (arte, ciencia, música. juegos, costumbres, etc.) están regidos sin excepción, por cánones sagrados. Ese hombre vive inmerso en un cosmos impregnado de sacralidad (mal llamado "mágico" por ciertos antropólogos que ven la cosa desde afuera). La cultura es una proyección concreta, un hacer, del pensamiento humano.
A la cultura de esos pueblos, que tienen por eje de actividades lo sagrado, la llamaremos hierocéntrica (del griego, hieros = sagrado), pero no teocéntrica, (gr. Theos = dios) pues las divinidades sólo ocupan la atención completa del hombre ordinario en los momentos de crisis individual o social. Lo sagrado es expresado en la enseñanza del mito, fórmula del modelo de todo ser existente en el cosmos, y del rito, la acción cuyo sentido reposa en el modelo dado por el mito.Toda cultura hierocéntrica, como son, por ejemplo: la mapuche, la hopi, la bantú, la de cualquier pueblo prehistórico o las de Grecia, Roma, India, Israel o China arcaicas, tienen un medio a través del cual se manifiesta directamente lo sagrado: el Chamán. Este es un ser humano especial que tiene comunicación directa con sus dioses. espíritus, y realidades no-ordinarias, siendo a la vez sacerdote, extático, curador, artista. poeta, músico, juez y preservador de la ecología cósmica, por citar algunos de sus atributos. El chamán mapuche más conocido es el machi (sustantivo de género epiceno, o sea masculino y femenino al mismo tiempo, por ejemplo el / la presidente).
En las culturas hierocéntricas, cuanto menos intelectualizada y burocratizada sea la creencia religiosa, más importante será el rol del chamán. Cuando este rol predomina. nos hallamos frente a una religión chamánica y, como derivada de ella, una cultura chamánica. Un hecho de capital importancia es que las culturas chamánicas comparten, tanto a través del tiempo como del espacio, a despecho de la diversidad cultural, la migración y la difusión, las mismas estructuras básicas, adaptando tan sólo los caracteres superficiales a los distintos hábitats. La religión chamánica forma un complejo coherente que siempre está presente en los orígenes de toda civilización y de toda religión burocratizada y teologizada. Cuenta con 50.000 años de antigüedad materialmente probada1 y nos permite, intercambiando lementos, descifrar en una cultura chamánica aquellos que están ocultos o perdidos en otra, gracias a sus analogías funcionales. La disciplina que estudia el fenómeno religioso es la Hierología.
La cultura mapuche es, dentro de las hierocéntricas, chamánica, como lo es su religión. Todo estudio sobre un aspecto, por trivial que éste sea, del quehacer mapuche, realizado sin tener en cuenta su raíz religiosa, su causa, estará necesariamente condenado a un resultado erróneo pues solo se apreciará la apariencia material y formal de las cosas, sin percatarse de la esencia que, oculta en su interior, las anima. Sólo considerará meros "cadáveres culturales", meras "caretas". "En la medida que el rito es inseparable del mito, es una representación del cosmos: del universo y del papel de los hombres en él. Según sea su expresión y lugar confiere a la sociedad el sentido de temporalidad y de la espacialidad, por tanto, de la identidad de la cultura". La "concepción de lo sagrado en el mundo y en el papel que tiene el hombre en esa relación, es una ce las ideas centrales de la vida religiosa y social del mapuche..." El mapuche tiene una "... percepción vivencial de una naturaleza dotada de sacralidad ... la realidad que ellos viven diariamente transcurre en el plano de la tradición... presente en su religiosidad, creencias y mitos". "El chamanismo no puede ser excluido (de los ritos) en virtud de la importancia que tiene para la imaginación y la vida de cada araucano".
Todo acto de un mapuche tradicional (aún las necesidades fisiológicas mismas) tiene su sentido y su fundamento en la cosmovisión del chamán, y ese enfoque integral será el de nuestros estudios. Advirtiendo que desde el punto de vista hierológico carecen de valor objetivo tanto la hipótesis de las "ideas elementales" de August Bastian como la teoría del "inconsciente colectivo" de Carl G. Jung. Antes de entrar en materia debo acotar que determinados temas de ese rico mundo sagrado exigen de quienes lo compartimos guardar reserva, por eso se nos excusarán algunas superficialidades, o el hablar con ejemplos de otras latitudes.
Pinturas rupestres
Los símbolos rupestres de las culturas hierocéntricas tendrán por simple consecuencia un carácter sagrado, y nunca serán lo que dijo un ingenuo cautivo del longko ("jefe") Namunkurá al Dr. Eduardo Holmberg, con respecto a las pictografías de la Gruta de los Espíritus: " ...estas figuras las hacen los indios (sic) para entretenerse, cuando no tienen otra cosa que hacer". De los grabados rupestres laberintiformes, caminos perdidos, o tramas genealógicas, diremos que poseen aún un carácter mucho más reservado que otros, un carácter netamente chamánico. Sólo se encontrarán en las cavernas (renü) o en los lugares destinados a la iniciación, y por lo tanto templos en sentido estricto. No se debe negar la autoría mapuche de muchas de ellas. Rodolfo Casamiquela en su libro "El arte rupestre de la Patagonia", después de hacer unos malabarismos filológicos bastante audaces y discutibles, alguno que otro de los cuales reconocemos como válido, llega a relacionar en cierto modo y por la vía semántica los siguientes conceptos de la cosmovisión mapuche: ovoide, tripas, mundo de los muertos, barquero infernal, Iaberinto, pirámide, caracol, túmulo funerario piramidal-trunco, etc. ; sin llegar a dar al conjunto conceptual una coherencia estructural, pero sí llegando a una conclusión que consideramos válida: " ... los laberintiformes representan o pueden representar el camino de los espíritus en su tremendo viaje de ultratumba. Parece coherente así que si tales tramas genealógicas son reales aparezcan vinculadas con el camino de los espíritus de los muertos..." "...lo que viene a demostrar que junto con la idea del laberintiforme los tehuelches (y los mapuches - Nota de Aukanaw) aceptaron aquella correlacionada con la de la pirámide, tumba para el caso, camino de sus muertos rumbo al mas allá. Una réplica modestísima de Egipto, o de Mesoamérica, en donde igualmente las pirámides fueron tumbas; o al revés... Dejo la moraleja a los especialistas de los respectivos ámbitos".
Aukanaw
La Ciencia Secreta de los Mapuche
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