La lectura de diversos documentos hispanos del siglo XVI -particularmente de dos textos clásicos sobre los araucano-mapuches: La Araucana (Ercilla y Zúñiga 1845 [ 1569]) y el informe de Miguel de Olaverría (1852 [1594])4 nos permite afirmar que el llamado "Estado de Arauco" correspondía a una gran unidad sociopolítica que articulaba un conjunto de valles que atraviesan y circundan la cordillera de Nahuelbuta, cubriendo una amplia área geográfica situada entre el río Bío-Bío por el norte, el río Imperial por el sur, el océano Pacífico por el oeste y el llano central por el este5. En este sistema, la cordillera de Nahuelbuta no constituía un espacio marginal o periférico, sino más bien un eje central a partir del cual se articulaban y conectaban los valles.
El análisis de los datos documentales del siglo XVI nos lleva a refutar la aparente localización del llamado "estado de Arauco" exclusivamente en el valle de Arauco, pues entendemos que los acontecimientos y dinámicas descritos en las crónicas y testimonios hispanos de la época se desarrollaron en un área mucho más extensa, que corresponde en términos generales al conjunto de valles y montañas que conforman la cordillera de Nahuelbuta o se desprenden de ella. En este sentido, la llamada "provincia de Arauco" sólo constituía una parte del sistema al que hacían referencia los hispanos con el calificativo de Estado (o los estados) de Arauco. Al respecto, coincidimos con el planteamiento de Francis Goicovich (2002), quien en un bien documentado y pormenorizado trabajo analiza el origen del denominado estado "indómito" a partir de una lectura crítica de la obra de Ercilla6.
Cabe precisar que el término "Estado" era utilizado con cierta liberalidad semántica en los documentos coloniales, lo que sin duda contribuye a generar confusión a la hora de determinar las dimensiones geográficas del estado (o los estados) de Arauco. Así, por ejemplo, en La Araucana de Ercilla (1845 [1569]) se aprecia una nítida contradicción entre lo que el autor denomina el "Estado de Arauco" y el área cubierta por los acontecimientos que describe. En efecto, al final del tomo primero de su obra, Ercilla entrega una muy circunscrita definición del Estado de Arauco; dice:
El estado de Arauco es una provincia pequeña de veinte legua de largo y siete de ancho poco mas ó menos que produce la gente mas belicosa que ha habido en las Indias y por eso es llamado el estado indómito: llamándose los Indios del Araucanos tomando el nombre de la provincia (Ercilla 1845;I:322).
Sin embargo, gran parte de los acontecimientos que relata el poeta conquistador ocurrieron en otros valles o provincias de la macroarea de Nahuelbuta y hacen referencia a jerarquías políticas y poblaciones asentadas en territorios que se situaban fuera de lo que él denomina explícitamente el estado o provincia de Arauco7.
Esta flexibilidad terminológica se trasluce particularmente en el uso variable de la pluralización del término estado asociado al nombre de Arauco; de esta manera, a veces se dice "el estado" y otras "los estados" de Arauco.
Hace ya algunos años, Alberto Medina (1974-75) abordó esta dificultad de saber a qué correspondía exactamente el estado de Arauco. El problema comprende dos aspectos: en primer lugar, conocer qué entendían específicamente los españoles del siglo XVI por estado y, en segundo lugar, determinar qué territorios lo comprendían.
Respecto del primer punto, Medina (1974-75:144) señala que el concepto de estado de finales de la Edad Media era diferente del clásico y del moderno, pues en esa época cuando se concedía a una persona el derecho de uso de un territorio se le delegaba al mismo tiempo la autoridad sobre su gente. En este sentido, la utilización del concepto de estado podría hacer referencia a la existencia de un sistema político de tipo señorial, en el cual un Señor ejerce el dominio y autoridad sobre un territorio y su gente; en este caso particular, el conquistador Pedro de Valdivia.
La argumentación de Medina tiende a ratificar la interpretación de sus predecesores, en el sentido de que el uso reservado del término estado para Arauco se debería exclusivamente al hecho de haber sido este territorio una especie de feudo privativo de Valdivia y por lo tanto esta denominación expresaría una situación creada por la presencia hispana.
Sin embargo, no podemos descartar -sin necesariamente contradecir la interpretación anterior- que los españoles designaran de un modo tan peculiar este territorio porque encontraron allí ciertas particularidades sociopolíticas preexistentes que sobresalían en comparación con otras áreas de poblamiento indígena y que fueran justamente dichas particularidades las que alentaron a Valdivia a tratar de reservarse para sí este espacio geográfico.
En su Tesoro de la lengua castellana publicado en 1611, Cobarruvias señala que estado, entre otras acepciones, "se toma por el gobierno de la persona real, y de su reyno, para su conservación, y aumento" (Cobarruvias 1994 [1611]:382). Es verdad que no aparece explícitamente en Cobarruvias la equivalencia entre estado y otras formas de gobierno fuera del monárquico, aunque un autor de la talla de Sánchez Agesta (1959) considera el concepto de estado como sinónimo de república en su estudio sobre dicho concepto en el pensamiento español del siglo XVI. De existir equivalencia entre los conceptos de república y Estado en el vocabulario hispano del siglo XVI, podría afirmarse sin dificultad que es muy probable que los españoles hayan usado explícitamente el término estado porque percibieron en esta área un sistema político indígena particularmente organizado que podían describir como una especie de república8; concepto que la tradición escolástica hispana había bien integrado de los autores griegos y que expresaba diversas formas de gobierno, no sólo la monárquica, tal como lo señala Vitoria (1934 [1539]) y lo especificará posteriormente el diccionario de autoridades de 1732 al definir el concepto de Estado: "se toma también por el país y dominio de un Rey, República o Señor de vasallos" (RAE 1979:11). Es decir, el concepto de Estado entendido como república no está reservado exclusivamente a una forma de dominio de tipo feudal, como lo piensa Medina, sino también a las de tipo monárquico y republicano (democrático)9. En consecuencia, no existe motivo de peso para pensar que la acepción de Estado -que incluye al dominio real y al republicano-haya sido desconocida durante el siglo XVI y, por lo tanto, dicho término pudo haber servido desde los inicios de la conquista hispana para designar un territorio con una forma de gobierno indígena no personalizado en la figura de un Monarca o Señor, pero lo suficientemente organizado como para que los españoles lo asociaran a la idea de república y lo calificaran entonces como un Estado.
Respecto del segundo punto, es decir, saber qué territorios comprendía el denominado estado de Arauco, Alberto Medina plantea que el problema consiste en determinar hasta dónde se extendía el señorío de Pedro de Valdivia, compartiendo de esta manera la idea, expresada por diversos autores antiguos y modernos, de que esta denominación sui generis provendría del hecho de haberse constituido en Chile un gran dominio particular reservado al conquistador Pedro de Valdivia al interior del cual otros encomenderos no podían ejercer derechos10.
Desde nuestra perspectiva, las confusiones y diferencias con respecto a delimitaciones geográficas, orígenes de topónimos y construcción de etnocalificativos que se aprecian en las fuentes hispanas se deben, en gran medida, a la superposición de sistemas de estructuración sociopolítica coloniales sobre bases organizativas prehispánicas que los observadores peninsulares no querían o no podían reconocer con exactitud. Por otra parte, no olvidemos que se trata de territorios que estaban siendo desarticulados y rearticulados por la conquista española y por la resistencia indígena, por tanto sus límites geográficos eran necesariamente móviles y variaban en función de los avances, retrocesos y redefiniciones de los sistemas de alianzas de unidades políticamente autónomas.
Más allá del problema terminológico, los diversos testimonios del siglo XVI permiten afirmar que una de las principales áreas de enfrentamiento de la llamada guerra de Arauco abarcaba la serie de valles y macizos que conforman y circundan la cordillera de Nahuelbuta. Ahora bien, dichos documentos son explícitos en señalar que algunos territorios de este gran espacio -generalmente descritos como valles y designados como provincias- eran las piezas fundamentales de la resistencia indígena del sur de Chile.
En consecuencia, es posible sostener que la designación "estado de Arauco" da cuenta de la existencia, al menos desde mediados del siglo XVI, de un gran espacio geográfico constituido en torno a la cordillera de Nahuelbuta donde operaba un sistema de alianzas de unidades político-territoriales claramente distinguibles por su capacidad de resistencia y dinamismo; se trataba de una suerte de federación de valles que se interconectaba a través de la cordillera y que, en ciertas ocasiones, actuaba conjuntamente en acciones militares o de negociación con los nuevos invasores.
<http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-73562010000200007&lng=es&nrm=iso>. ISSN 0717-7356. doi: 10.4067/S0717-73562010000200007.
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